Recientemente se ha descubierto que estimular eléctricamente la lengua puede ayudar a reparar algunos daños neuronales
Un hecho, poco conocido, es que la lengua está conectada directamente al tronco cerebral. Esta característica anatómica está siendo aprovechada por los científicos para mejorar la rehabilitación neuronal.
Un equipo de la Universidad de Wisconsin- Madison, en Estados Unidos, recientemente, encontró que la estimulación eléctrica de la lengua, puede ayudar a los pacientes con esclerosis múltiple (EM), a mejorar su modo de andar.
La EM es una enfermedad incurable, en la que el aislamiento alrededor de los nervios se daña, interrumpiendo la comunicación entre el cuerpo y el cerebro. Un síntoma es la pérdida del control muscular.
En un estudio publicado en la revista Journal of Neuro - Ingeniería y Rehabilitación, Wisconsin, el neurocientífico Yuri Danilov y su equipo aplicaron impulsos eléctricos indoloros a la punta de la lengua de los pacientes con EM durante la terapia física.
Durante un ensayo de 14 semanas, los pacientes que recibieron la estimulación eléctrica en la lengua mejoraron el doble, en variables tales como, el equilibrio y la fluidez, que como lo hizo un grupo de control que hizo el mismo régimen sin estimulación.
El científico Danilov explica que la lengua tiene una amplia integración motora y sensorial con el cerebro.
Los nervios en la punta de la lengua están directamente conectados al tronco encefálico, un centro crucial, que dirige los procesos corporales básicos. Investigaciones previas mostraron que enviar pulsos eléctricos a través de la lengua, activaba la red neuronal para mantener el equilibrio; dicha activación puede apuntalar los circuitos debilitados por la esclerosis múltiple.
El equipo también está utilizando la estimulación de la lengua para tratar a pacientes con pérdida de visión, daño por accidente cerebrovascular y Parkinson. "Probablemente hemos descubierto una nueva forma de neuro rehabilitación de muchos trastornos neurológicos", dice finalmente Danilov.
Fuente Scientific American
No hay comentarios:
Publicar un comentario